Thomas E. Skidmore, Ph.D. Professor of History Director, Center for Latin American Studies Brown University Providence, Rhode Island Historia contra propaganda: un ejemplo de Brasil El tema de la propaganda contra la historia es fascinante. Como historiador, me ha tocado enfrentar y superar varias fuentes tendenciosas sobre hechos que sucedieron en el pasado. En mi caso, se trató del golpe militar de 1964 en Brasil. Y de hecho, la reconstrucción del golpe involucró descifrar los mensajes que llegaban de la prensa, panfletos, noticieros, programas televisivos, amenazas, marchas. Todo lo anterior fue diseñado para reforzar posiciones en la preparación de lo que todos pensaban sería una gran confrontación. Y, por supuesto, hubo una gran confrontación que ocurrió el 31 de marzo de 1964. Lo que es interesante es que, a pesar de que muchos de nosotros pensábamos en ese momento que habría algún tipo de combate, alguna forma de confrontación, al final no la hubo. Sí se dio un cierto colapso del gobierno de izquierda del Presidente Goulart, y los militares llegaron de una forma maravillosamente descrita por la metáfora portuguesa como "empujando una puerta abierta." Encontraron poca resistencia y estaban listos para tomar el control del gobierno rápidamente. Entonces, el proceso de entender cómo ocurrió el golpe y qué papel jugó cada cual comenzó de nuevo. El gobierno militar que tomó el poder en 1964 comenzó a desaparecer la evidencia. Como historiador, esto significó que yo tendría que buscar información que no era del dominio público o que había sido censurada de los periódicos y revistas. Y la forma principal en que lo hice fue a través de entrevistas. Así que mi fuente para superar el problema de la propaganda o la información impresa distorsionada fueron las entrevistas, especialmente aquellas con periodistas, quienes resultaron ser una extraordinaria fuente de información. Me condujeron a fuentes que nunca habría pensado y también tenían una cierta sofisticación en la interpretación de lo que había pasado. Mi libro sobre el golpe de Estado Mi libro, que apareció en 1967, era una interpretación del golpe. La pregunta inmediata que enfrenté en Brasil era: "Muy bien Skidmore, ¿a favor o en contra?" Y estaba muy orgulloso de que la gente tanto de izquierda como de derecha pensaran que había hecho un trabajo honesto, a pesar de que no estaban de acuerdo con mi interpretación. Así que sentí que estaba en un campo intermedio más seguro. Y puedo recordar esto vívidamente ya que dos personas--dos representantes de lo que se podría llamar "la posición de la propaganda"--me dijeron lo siguiente. Uno era un coronel del ejército que había sido muy cercano al general encargado del golpe de 1964. Y lo que este coronel me dijo fue: "Bueno Skidmore, conozco tu libro, lo leí y no estoy de acuerdo con todo, pero considero que hizo un relato bastante bueno." Esa es una anécdota desde la derecha. Desde la izquierda, un periodista brasileño que había estado en prisión durante un año y había sido torturado, salió de prisión y me vino a ver a mi hotel en Río. Él me dijo, "¿Sabes? No estoy de acuerdo con tu libro, pero creo que es bastante útil para los brasileños que quieren entender lo que sucedió." Así que me sentí complacido de recibir comentarios positivos de los dos extremos en cuanto a que mi presentación de los hechos era justa. Un ejemplo alemán, parte I Ahora bien, la cuestión de la propaganda y sus fuentes ha aparecido en otros momentos de la historia de Latinoamérica. Sin embargo, realmente estoy fascinado por su relevancia en la historia alemana. Estudié un Doctorado en historia alemana y creo que una de las razones por las que me introduje en la historia alemana fue la fascinación por la cuestión de la culpa después de la guerra, y todo el surgimiento de los nazis y como intentaron atraer al público alemán con el argumento de que Alemania había sido tratada injustamente. ¿Cómo se dio esta situación? Bueno, en primer lugar, al final de la Primer Guerra Mundial, los aliados victoriosos--es decir, Francia, Inglaterra y los Estados Unidos--decidieron que ellos dirían quién ganó la guerra y quién era responsable por la guerra. Así que desarrollaron lo que se llamó "la cuestión de la culpa por la guerra" (the war guilt question). Y dijeron, "La potencia responsable del comienzo de esta terrible guerra fue Alemania, así que vamos a imponer el pago a los alemanes. Vamos a hacer reparaciones y hacer que ellos nos paguen por todos los gastos de la guerra. Es más, vamos a demostrar a través de documentos históricos objetivos que los alemanes comenzaron la Primer Guerra Mundial." Y eso desató un gran debate en Europa y en los Estados Unidos sobre los orígenes de la Primer Guerra Mundial y, de hecho, se convirtió en una cuestión histórica irresistible en el Occidente entre 1918 y 1939. ¿Cómo se desarrolló? Varios historiadores en el Occidente, pensando que estaban siendo totalmente objetivos, comenzaron a recopilar documentos que "probaban" que los alemanes iniciaron la guerra y que los aliados --los ingleses, franceses y estadounidenses--simplemente reaccionaran frente a esto. Así que había evidencia documental que sustentaba que los alemanes fueron los responsables. Lo anterior estimuló un gran debate, incluso en Alemania. En Alemania había de hecho una publicación académica dedicada exclusivamente a la cuestión de la culpabilidad por la guerra llamada "Kriegsschuldfrage"--"la cuestión de la culpa por la guerra." Realmente creían que su documentación limpiaba a Alemania de toda culpa y responsabilidad por la guerra. Por supuesto que esto tenía implicaciones prácticas,ya que si los alemanes no eran los responsables por la guerra, entonces no tenían porqué pagar por las reparaciones. Ahora bien, los aliados no se convencieron con todos estos artículos eruditos, pero lo que es interesante es que el debate se extendió entre los historiadores del Occidente. Un ejemplo alemán, parte II Así que comenzó un gran debate en los Estados Unidos e Inglaterra sobre si realmente estábamos en lo correcto al culpar a los alemanes de comenzar la Primera Guerra Mundial. Tuvimos varios historiadores--Harry Elmer Barnes, uno de los más famosos en los Estados Unidos, entre ellos--que dedicaron toda su carrera a intentar descartar la culpabilidad de Alemania sobre la guerra. Estos historiadores argumentaban que el problema con el veredicto de los aliados sobre la intervención alemana es que no había sido objetivo--se había basado en la revancha de los victoriosos y en gente que no quería a los alemanes. Así que le estaban dando de cierta forma a Alemania la oportunidad de borrar el pasado para comenzar de nuevo en los veinte y los treinta. Ahora bien, revisionistas como Harry Elmer Barnes, argumentaban que esta era una explicación de carácter nacional --que no tenía bases de hecho, que la guerra había estallado como resultado de una intrincada cadena de eventos en Europa y que era imposible señalar a Alemania como responsable exclusivo bajo una lógica de análisis objetivo. Estos historiadores fueron recibidos con los brazos abiertos por los alemanes, quienes decían, "Ya ven, se los dijimos, que no era nuestra culpa. Este historiador estadounidense que es una eminencia está de acuerdo con nosotros." Toda esta controversia, por supuesto, estaba relacionada con el ascenso del nazismo, ya que la idea de Alemania como la culpable exclusiva del comienzo de la Primera Guerra Mundial era uno de los cargos que los nazis querían refutar. Así que el llamado nacionalista de Hitler contenía en gran parte el deseo de rechazar la tesis de la culpabilidad alemana en la guerra. Por supuesto, el público alemán estaba muy receptivo a esto. Un ejemplo alemán, parte III ¿En qué termina esta historia? Para un historiador, tiene diversos finales. En primer lugar, tuvimos la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión era muy difícil decir que los alemanes no la comenzaron por Hitler, los nazis, el Wehrmacht, blitzkriegs--todo de esto parecía muy obvio. Así que, una vez más, después de la guerra los aliados dijeron, "Bueno, los alemanes son responsables." Lo que es interesante es que esto produjo su propia reacción que se puede ver en la controversia actual sobre la responsabilidad de Alemania en las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial. Aquí tenemos un libro publicado recientemente, HITLER'S WILLING EXECUTIONERS. El principal argumento de este libro es mostrar que los alemanes--inclusive la gente ordinaria, sin antecedentes políticos--eran por naturaleza antisemitas y estaban preparados para matar judíos en donde los encontraran. Así que estamos llegando de nuevo al argumento sobre si los alemanes deben ser condenados por algo que está en su naturaleza. Todo esto está ligado a la misma cuestión de la culpabilidad en la guerra, la cual data de los orígenes de la guerra de 1914--y de la forma en que las potencias victoriosas quisieron interpretar su victoria con el fin de extraer ventajas materiales de los alemanes. Desde la perspectiva que nos interesa aquí, es decir la propaganda y la historia, todas las posiciones sobre estos argumentos producen sus documentos. Todas las partes dicen, "Nuestros documentos prueban nuestra tesis." Y ¿cómo responden a los documentos de sus opositores? Los minimizan o los ignoran. La forma más socorrida entre los historiadores para responder a algún documento que los compromete es ignorarlo y producir otro documento, y lograr llamar la atención hacia estos documentos. Historia contra propaganda: un ejemplo Cubano El caso cubano es muy interesante en cuanto a que también había un gran debate sobre cómo Cuba se volvió comunista. En 1959, cuando Fidel Castro vino a los Estados Unidos y pidió ayuda y no se le dio, la gran pregunta era si el gobierno estadounidense podría haber conservado a Castro de nuestro lado (Estados Unidos) si hubiéramos sido más receptivos. La discusión continúa ante la ausencia de más documentación. Una de las razones, en mi opinión, es que Fidel fue extremadamente astuto al no dejar documentos que identificaran su posición ideológica en 1959. Sin embargo, el embargo vigente contra Cuba es resultado de la creencia de que Castro traicionó a los estadounidenses, y encontramos documentos recopilados para apoyar esta creencia--para probar que Fidel era y es el agresor. Esta serie de documentos nunca incluyen los documentos contrarios--los documentos presentados por los cubanos--que muestran evidencias de la agresión estadounidense. Así que una vez más, la pregunta es: ¿Quién está viendo los documentos y cuál es su interés al tratar de interpretarlos?